Y por las noches converso con el abuelo.
Ya sabes, él no da consejos, escucha, y
a veces orienta con parábolas.
Insiste en que saber conversar es un don y
que ser amoroso una meta.
Que merezco ser feliz, tan feliz
como en las novelas que alguna vez leímos juntos,
que solo debo estar con quien tenga una mediana certeza de que
me amará profundamente y se dejará querer.