GUSANITO DE LUZ ARRIEROS, fragmento del libro: “TAXCO, los orfebres de la luna”

A lo lejos parecen un gusanito de luz que avanza con ritmo y sin prisa, como las velas que se convierten en luciérnagas en las procesiones de Semana Santa. Son los comerciantes que se organizan a manera de un río que inunda las estrechas veredas mientras las mulas dejan tras de sí una melodía de cascos al rechinar contra el empedrado produciendo una fina lluvia de pequeños relámpagos. Su número crece sin parar y acuden de lugares lejanos aprovechando el buen momento que atraviesa el pueblo. Vienen de Cuernavaca, con granos y semillas; de Iguala con el maíz, la carne fresca y seca, mientras en la lengua de nuestros ancestros los indios de Chilapa y del Balsas ofrecen sus artesanías. 

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